Eso era; ese era su concepto de felicidad. Cuando uno siente que nada más podía salir mejor, y que aun así, las cosas buenas te siguen sorprendiendo. No había que desechar lo malo, porque las cosas desagradables que pasaban hacían que uno pudiera disfrutar lo bueno, y había que estar agradecida por eso.
-¿¡Pero porqué hiciste eso!?- exclamó una
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